Desde principios de 2023, el precio de los carburantes ha experimentado una subida significativa, tanto en España como en el resto de la Unión Europea. La gasolina se ha encarecido un 19,3% y el gasóleo un 2,9% en España, mientras que los niveles de precio se han mantenido en cifras similares en la eurozona. Las fluctuaciones en los precios han puesto a España por debajo de la media de los Veintisiete de la Unión Europea, y a pesar de estar lejos de los máximos históricos de junio de 2022, los analistas advierten que el petróleo "está listo para subir".

La OPEP+ ha mantenido su posición de reducir la extracción de crudo para 2023, una medida que anunció en noviembre de 2022 y reforzó en mayo con el objetivo de impulsar los precios del petróleo. Esto, junto con la prohibición de importar productos refinados del petróleo desde Rusia, ha ejercido presión sobre el precio de los carburantes, llevando al barril de petróleo a superar los 85 dólares, después de meses rondando los 75 dólares.

Esta tendencia ha afectado no solo a España, sino a toda la Unión Europea. Países Bajos ostenta el récord de tener el precio del litro de gasolina más caro de la UE, con un valor de 2,052 euros, mientras que Bulgaria y Malta se sitúan en los extremos más bajos. No obstante, las fluctuaciones han sido consistentes en toda la región.

Los precios del barril Brent de petróleo han subido notablemente en las últimas semanas, superando los 79 dólares y alcanzando más de 85 dólares. En España, el precio actual de la gasolina ha superado lo que costaba a comienzos de año, mientras que el diésel ha descendido ligeramente.

La subida del precio de los carburantes, aunque alejada de los picos de la crisis energética provocada por la invasión rusa a Ucrania, representa un desafío continuo para los consumidores y la economía en general.