Cincuenta años después que la última unidad del modelo saliese de la línea de producción de Seat en Zona Franca de Barcelona, vuelve a acaparar portadas el Seat 600, el vehículo que abrió las puertas a la motorización en nuestro país y marcó un antes y un después no solo en la automoción, sino en la sociedad española. 

Conocido cariñosamente como "pelotilla" u "ombligo", el Seat 600 se convirtió en un elemento omnipresente en la vida cotidiana española, impulsando a la movilidad masiva y permitiendo a las familias viajar durante las vacaciones.

El coche compacto y redondeado fue tan popular que inspiró una canción de Moncho Alpuente, que le rindió homenaje como el "caballo de metal" de las carreteras nacionales. El Seat 600 fue un vehículo clave para comprender la evolución de la sociedad española, facilitando el surgimiento de la cultura del fin de semana y permitiendo a muchos españoles ver el mar por primera vez.

El primer Seat 600 se fabricó en 1957 en la fábrica de Martorell, Barcelona, a un coste inicial de 65.000 pesetas, el equivalente a tres años y medio de salario promedio. Poco a poco, el coche se volvió más accesible a medida que aumentaba el poder adquisitivo de la sociedad. En la década de 1960, la demanda era tan alta que había listas de espera de dos años para conseguir el vehículo.

Durante los 16 años de producción, se produjeron unas 800.000 unidades, la mayoría de las cuales se vendieron en España. Hoy en día, todavía quedan unas 10.000 unidades circulando y existen más de cien clubes dedicados al Seat 600, que organizan regularmente salidas, encuentros y excursiones.

VÍDEO. El adiós a un mito llamado 600