El pasado domingo, los bomberos de Lewistown, Pensilvania, se encontraron con una escena digna de una película al responder a un informe de accidente: un Toyota Corolla de 2006 empotrado en la segunda planta de una vivienda.

Según informó Sam Baumgardner, administrador de la Compañía de Bomberos de Junction, uno de los propietarios se encontraba en la casa en el momento del choque, pero afortunadamente estaba en la planta baja y no resultó herido.

La Policía Estatal de Pensilvania está llevando a cabo la investigación y ha determinado que el suceso no fue un accidente, por lo que hay cargos pendientes contra el conductor, Evan Miller, de 20 años. Miller resultó herido y fue trasladado al hospital Geisinger Lewistown.

Los bomberos creen que Miller golpeó una alcantarilla junto a la casa, lo que provocó que el vehículo se elevara. “El desnivel entre la parte inferior y superior de la alcantarilla fue suficiente para que el vehículo superara los coches del camino de entrada y aterrizara en el segundo piso de la casa”, explicó Baumgardner.

Las imágenes compartidas por la compañía de bomberos muestran el destrozo que causó, incluyendo un enorme agujero en la segunda planta de la vivienda. Los cargos pendientes contra Miller incluyen agresión agravada, poner en peligro imprudentemente a otra persona y daños criminales.

La extracción del coche costó cerca de tres horas, los bomberos estabilizaron la casa y ayudaron a los propietarios a cubrir el agujero antes de que llegaran las tormentas al estado.

La situación, aunque insólita, no es la primera vez que la compañía de bomberos de Lewiston ha tenido que lidiar con un vehículo que se ha estrellado contra una vivienda. Pero el aterrizaje en el segundo piso y la posterior extracción del coche fue algo que, según Baumgardner, nunca podrían haber imaginado. "Fue una escena bastante loca", concluyó.