​Las aventuras y desventuras de un “novato” en su primer Dakar (VI)

Las etapas tan largas de estos días no dejan apenas tiempo para descansar | Vallejo Racing
​Las aventuras y desventuras de un “novato” en su primer Dakar (VI)

Sin apenas descanso, el equipo Vallejo Racing afrontaba ayer viernes una maratoniana etapa en la que la arena iba a estar presente a lo largo de un recorrido que escondía peligrosas trampas. 

Sin apenas descanso, el equipo Vallejo Racing se asomaba a una nueva jornada, con la satisfacción del deber cumplido tras la agotadora jornada del jueves en la que Sergio y Diego se volcaron en la ayuda a la reparación y llegada a meta del coche de Laia Sanz. 

Lo dicho, con el cuerpo todavía mallado de la jornada anterior, tocaba afrontar una nueva etapa, la sexta, ya. En el Dakar, cada día es una nueva aventura. Nunca sabes cómo se te puede dar el día y lo que parece ir como la seda, de repente, en un pispás se convierte en un problema. Con una larga jornada sobre arena por delante, Sergio Vallejo se lo tomaba con cautela y así nos lo contaba esta mañana.

Sin tiempo para nada

“Ayer viernes, empezábamos el día con un largo enlace en el que tuvimos tiempo a hablar de todo. Viendo la lista de abandonos, nos dimos cuenta de los muchos que ya se tuvieron que retirar. Las etapas tan largas no dejan tiempo para descansar. Y ahora mismo sólo tengo diez minutos para contar algo de ayer.Vallejo cartel etapa 6

Arrancamos con un ritmo bastante cómodo. Pero dado que no pudimos arreglar el auto hinchado, optamos por una presión de menos de 1bar en las ruedas traseras. Aún siendo prudentes, aterrizamos un poco brusco en una duna, rompimos el morro de carbono y desllantamos una rueda. Por suerte, Mario vio que caía valvulina y era un racor que se había aflojado. (Aquí se te aflojan hasta los empastes).De urgencia, un piloto que ni sé quién era, nos prestó un destornillador y un martillo y lo apretamos a golpecitos.

Con toda esto, ya llegamos de noche a los últimos 50 kilómetros de dunas. En el aterrizaje del principio se habían bajado mucho las luces y no veíamos nada. Nos perdimos un poco en una anotación del road book que no marcaba rumbo, dando vueltas 20 minutitos.

La sensación era como cuando duermes en una casa extraña, llena de adornos, jarrones de cristal y demás inutilidades, y te levantas al baño sin querer encender la luz para no molestar. Sientes pánico de no dejarte una espinilla o tirar media vajilla al suelo. Pues lo mismo.

Un día más superado, y a por otro. Por si ya fuera poco, hoy y mañana, etapa maratón. Parece que lo más inteligente será afrontarla como un rally de regularidad.”

Vamos!

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